Normalmente el cuerpo, por sí solo, puede controlar y usar favorablemente tales elementos (los radicales) para otros fines, como la defensa contra agentes patógenos o la señalización de brechas en el cuerpo que puedan usar agentes invasores. Pero al envejecer o algunos malos hábitos (*), pueden hacer que su cantidad no pueda ser controlada por el cuerpo.
Está muy documentado y es claro, el efecto nocivo que tienen los radicales en las células, bien ralentizando su crecimiento o división (arrugas), o bien haciendo que crezcan y se multipliquen de manera desproporcionada (tumores). Se sospecha que estos radicales libres pueden tener relación con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, la artritis reumatoide y algunas enfermedades cardíacas.
Existen algunos elementos, los llamados antioxidantes, que combaten los radicales, eliminando sus efectos nocivos sobre nuestras células. Los antioxidantes simplemente reaccionan con los radicales neutralizándolos.
La variedad de alimentos ricos en antioxidantes es muy amplia. El olivo, el ajo, las berenjenas, los cítricos, el té, el brócoli, el café, el perejil, la cebolla, el tomate y el romero, entre muchos otros alimentos.
Como mencionado, hay algunas situaciones en las que no es posible para el cuerpo por sí solo, neutraliza los radicales, en ese caso, para evitar sus efectos tan nocivos, se debe consumir algún complemento alimenticio, rico en antioxidantes.
En tu herbolario de confianza podrás conseguir gran variedad de antioxidantes, como la vitamina C o la E, el Acai, el Noni, el Reishi, la Acerola, la Granada, la Coenzima Q10 y muchos más.
Aunque la mayoría de las veces, los tomamos para prevenir o ralentizar el envejecimiento de nuestra piel, ya ves que los antioxidantes van mucho más allá de evitar una piel seca y arrugada.
Qué te sea útil.
(*) Malos hábitos como fumar, consumir muchas grasas, usar y reutilizar aceites refinados sobrecalentados, el estrés y la exposición excesiva al sol
Fuentes,
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